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Hidroeléctricas, por Johnny Cuevas (publicado en La Estrella)
Hidroeléctricas
La población del país no se ha dado cuenta de la importancia de discutir éste tema: es una discusión seria y necesaria. Hay que tener luces largas, ya que no poder usar uno de nuestros mayores recursos que es el agua es condenar a nuestras presentes y futuras generaciones a alumbrarse con guarichas. Un proverbio muy sabio dice que ‘si del cielo te caen limones, hagamos limonada’. Ojalá que una vez calmada la situación, y generados los acuerdos producto del diálogo y el respeto entre Gobierno y ngäbes buglés, los panameños podamos pensar en el urgente y necesario planeamiento de la matriz energética del país, cada vez más limitada, por la demanda creciente, y cara, por el uso de combustible y las distorsiones del mercado.
La hidroeléctrica es la mejor opción: genera energía eléctrica mediante el aprovechamiento de la potencia del agua embalsada, cuestión en la que tenemos un cúmulo de conocimientos acumulados desde que nacimos como república en 1903, con los distintos proyectos desarrollados a escala nacional que inician con nuestro principal activo, el Canal. Y continúa con otros proyectos muy reconocidos internacionalmente como la Central Edwin Fábrega o Fortuna. Además, es más limpia que la termo ya que no quema combustible, y está comprobado que si un proyecto se diseña y construye cumpliendo con los aspectos ambientales, los efectos en el medio ambiente son mínimos.
Lo más importante es que tenemos agua en abundancia y no dependemos directamente del vaivén del precio del combustible, como en el caso de las termos; es decir, se reducen las fugas de divisas.
ESPECIALISTA EN TEMAS ENERGÉTICOS
Arde Troya
Compartimos la columna publicada por el periodista Hitler Cigarruista, editor del semanario Capital Financiero, en su espacio «Arde Troya».
Martinelli… un año después
Publicado el 6 February 2012 por Capital · Sin Comentarios
En esta misma columna me he manifestado contra de la la minería a cielo abierto porque implica la erradicación de la cobertura boscosa de grandes extensiones de terreno para lavar la tierra y extraer los minerales metálicos o nó metalicos que esta contiene. Y es que, a mi juicio, por más planes de mitigación que desarrollen las empresas que se dedican a esta actividad, la realidad es que cada vez que el hombre interviene en la naturales esta nos lo cobra con creses.
Se trata de una convicción personal que en su momento me ha llevado a respaldar moralmente la lucha del pueblo Nögbe Buglé contra esta industria y su exigencia de que se establezca una norma legal que prohíba su desarrollo en las comarcas indígenas.
Pero lo que no puedo apoyar es la intención de los compañeros indígenas de lograr que también se prohíba el desarrollo de proyectos hidroeléctricos en sus tierras ancestrales y en el resto del país.
Creo que esta exigencia es inaceptable porque un país como Panamá, que está en pleno crecimiento económico no puede renunciar a utilizar un recurso renovable como sus fuentes hídricas para generar la energía que necesita para seguir desarrollándose.
Estoy seguro que los compañeros indígenas, que son gente culta y educada pueden comprender que renunciar a la generación hídrica significa que el país tendrá que recurrir a la energía térmica y que esto no sólo se traduce en mayor contaminación ambiental, sino también en un mayor costo de la energía para los consumidores.
Admito que sí necesitamos una norma que garantice que el desarrollo de nuevas hidroeléctricas no dejará a los indígenas y campesinos sin el agua que necesitan para vivir y producir los alimentos que requiere la población panameña, y que una vez entren estas plantas en funcionamiento, eso se traduzca en una disminución del costo de la energía eléctrica para los consumidores.
Siempre he creído que cada uno de los seres humanos debemos hacer lo que está a nuestro alcance para conservar la naturaleza y dejarle a nuestros hijos un mundo más sano que el que recibimos de nuestros padres, pero también considero que nada en este mundo puede estar por encima del hombre y la satisfacción de sus necesidades, lo que significa que hay que armonizar ambos objetivos y esto es lo que nuestros grupos indígenas deben comprender, ya que no se puede hacer que aquí arda Troya para sostener posturas ambientalistas radicades que luego tendremos que pagar todos.
Hidroelectricidad, ¡Sí!
Hidroelectricidad, ¡Sí!
La energía eléctrica adicional, la podemos obtener de diversas fuentes: con petróleo, con carbón, con el viento, con agua y hasta nuclear (países grandes). Como apoyo tenemos las interconexiones. No obstante, un análisis de la problemática, promueve la elaboración de una estrategia y un plan para la promoción y el efectivo desarrollo de centrales hidroeléctricas, como la opción más amistosa al medio-ambiente, la que ayuda a reducir nuestra dependencia del petróleo y permite lograr de forma efectiva el apoyo energético que requiere el desarrollo nacional. Para los que podemos aportar algún pensamiento positivo en cuanto a conjurar los peligros de caer un déficit energético, lo que detendría el anhelado crecimiento económico del país, solamente podemos concluir que para evitar un desastre de esta magnitud tenemos que echar manos a nuestros recursos hidroeléctricos, por suerte abundantes, y consignar como lema que “Hidroelectricidad, ¡Sí!
Publicado en el Panamá América el 21 de marzo de 2011
Ni termoeléctricas ni hidroeléctricas, ¿entonces qué?
Ni termoeléctricas ni hidroeléctricas, ¿entonces qué?
Las hidroeléctricas no contaminan, sin embargo, son rechazadas por los residentes de las cercanías de los ríos, pues al construirse los embalses, temen perder su modo de subsistencia. Si fueran construidas en parajes solitarios no habría problemas, pero en sus alrededores viven cientos de campesinos, tanto afrolatinos como indígenas. Allí, siembran arroz, maíz, frijoles, yuca, guineos, plátanos y/o se dedican a la cacería y a la pesca artesanal. ¿Dónde serían reubicados? ¿En los anillos de miseria que rodean nuestras ciudades? Durante la dictadura de Omar Torrijos se construyó la represa de Bayano. Allí las personas perdieron tierras, casas y propiedades, sin que jamás se les indemnizara.
Detrás de la construcción de hidroeléctricas hay un gran poder económico internacional al que no le interesa el daño que esos proyectos causen al ambiente.
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Destaque Jos� Corpas (c), se ha destacado en el Gast�n. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)
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–>Pero existen alternativas nuevas, renovables y limpias, como lo son las plantas mareomotrices que producen electricidad utilizando las corrientes marinas. Con lo ocurrido en Japón, la humanidad está obligada a mirar las energías renovables, limpias y que tengan en cuenta el desarrollo humano sostenible y no fuerzas riesgosas como la nuclear.
Según el ecologista Gabriel Despaigne, entre Saboga y Contadora (archipiélago panameño de Las Perlas en el Océano Pacífico), existe un canal por donde pasa una corriente marina. Allí se pueden utilizar generadores mareomotrices aprovechando la corriente y generar energía eléctrica sin ninguna contaminación. Sin embargo, en vez de exigirle a los inversionistas aplicar estas alternativas, nuestras autoridades lo que hacen es aprobar la construcción de termoeléctricas contaminantes y/o hidroeléctricas que desplazan a poblaciones campesinas.
¡Vivan las hidroeléctricas!
VENTAJAS
¡Vivan las hidroeléctricas!
Víctor J. Fábrega V.
opinion@prensa.com
Afortunados somos los panameños que tenemos un gran potencial hidroeléctrico que estamos desarrollando.
Los países del primer mundo ya no hablan de esto, porque durante la primera mitad del siglo pasado lo desarrollaron todo. Hoy, solo en el tercer mundo hay un gran potencial que todos están desarrollando de acuerdo con sus necesidades y con la mayor rapidez que sus recursos económicos lo permitan.
Las hidroeléctricas son la mejor opción en cuanto a electricidad por ser la más económica, más limpia, la que menos daños causan y porque nos darán energía para ahora y siempre, además de muchos otros beneficios.
En China, para la construcción de «Las Tres Gargantas» que para siempre será la más grande del mundo, hubo que relocalizar unos 5 millones de personas y anegar ciudades, cementerios y reliquias antiquísimas que quedarán preservadas para siempre bajo las aguas del embalse. Brasil construyó la de Itaipú, la segunda más grande, y pronto empezará la tercera más grande.
Allí tienen que relocalizar varias tribus indígenas y anegar una parte de sus grandes reservas forestales para el embalse. Aquí en Bocas del Toro, tenemos que relocalizar a unas 50 familias, y las protestas se escuchan hasta en la Cochinchina. Si no las construimos ahora, más adelante esas cuencas serán invadidas, deforestadas, y el costo económico, humano, político y ambiental sería mucho mayor.
¿Por qué a veces se escuchan voces opositoras ? … Algunos se oponen por temor al cambio (el ser humano le teme aunque sea para mejor). Otros por motivos políticos. Creo que la mayoría actúa de buena fe, pero con información incompleta o equivocada.
Algunos azuzados por terceros sin saber el motivo oculto. Están los que, desafortunadamente, hay que relocalizar (los afectados deben ser debidamente compensados); otros solo mencionan y hasta exageran la parte negativa, se olvidan de la parte positiva y no ofrecen alternativas (algo parecido parece ocurrir aquí con la minería, que es la base del desarrollo de muchos países).
Es cierto que a veces se ensucian los ríos y se deforestan los sitios de presa durante su construcción, pero eso es temporal y gran parte del área devastada puede y debe ser reforestada.
Los embalses sirven para control de las inundaciones devastadoras de nuestros ríos salvajes, además de guardarnos agua para consumo humano, regar nuestros campos agrícolas, cría de peces y turismo.
Las selvas anegadas serían mucho menor que las que se necesitarían para absorber los gases contaminantes de
las plantas térmicas que ellas remplazarían. Deben construirse donde se conjuguen las condiciones apropiadas de hidrología y topografía.
Para concluir, podemos vivir con las desventajas, que son una parte mínima en comparación con los grandes beneficios que nos brindan.
EL AUTOR
es ingeniero
¿Hacia la revolución energética?
¿Hacia la revolución energética?
Con más incentivos, la región podría captar más inversión en energías limpias. Los países deben evaluar los pros, contras y costos de las tecnologías.
TAMARA DEL MORAL
tdelmoral@prensa.com
Existen muchas formas de aprovechar los recursos naturales para generar energía y favorecer el desarrollo del ser humano; pero con los problemas ambientales que enfrenta el planeta, se hace cada vez más necesario encontrar opciones sostenibles.
Como señala el Banco Interamericano de Desarrollo(BID), «es un mito que habrá una solución de energía renovable para todos los países o un reemplazo para todo combustible fósil. Dada la diversidad ambiental entre y países y dentro de cada uno, y las distintas capacidades tecnológicas y financieras, es irreal que eso suceda».
En países como Estados Unidos, México y Alemania, entre otros, ya se usan paneles fotovoltaicos para suplir electricidad en algunos edificios y casas. Una desventaja ha sido su costo, pero a medida que se popularizan, ha ido bajando. Además, hay parabólicas, torres solares y cada día aparecen inventos como cargadores para aparatos, carros y aviones solares como el «Solar Impulse».
El viento es otra fuente renovable de energía. Pero los sistemas eólicos pueden ser ruidosos, tienen un impacto visual y afectan a las aves. La biomasa, las minicentrales hidráulicas (menos de 10 MW) y el calor de la tierra también generan energía.
(En Latinoamérica, México es líder en el uso de energía geotérmica). Las olas, mareas y la diferencia de temperatura de las corrientes marinas también pueden producir electricidad. Quienes no tienen acceso a la tecnología construyen sistemas caseros de estufas y calentadores de agua solares, y hay organismos internacionales que financian pequeños proyectos energéticos en comunidades rurales.
Tal es el caso de Agua Fría de Ipetí (Panamá Este), donde viven 170 personas en casas dispersas y sin electricidad.
A través de un proyecto del Programa de Pequeñas Donaciones del GEF/PNUD, los pobladores construyen un sistema microhidroeléctrico (5KW) sin represar el río, y en tres o cuatro meses se podrán conectar más de 35 casas en una pequeña red.
Además, reforestan la zona con café y, según el vocero Pastor Ortega, han aprendido a cuidar el bosque para garantizar que haya agua.
FORO EN PANAMÁ
Esta semana, el Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) realizó un foro sobre energías renovables, donde no había ningún representante del Gobierno que respondiera los cuestionamientos del público, sobre todo de los indígenas que asistieron.
En el foro, el arquitecto Luis Manuel Rodríguez, del Grupo Delfos de Colombia, expresó que Latinoamérica debe aprovechar las tecnologías que ya han desarrollado los países industrializados, pero transformándolas, implementando políticas y aplicándolas en la solución de los problemas de la región. «A veces, la solución es usar varias tecnologías».
Timothy Lattimer, director del Centro Ambiental para Centroamérica y el Caribe de la Embajada estadounidense, planteó que «todas las fuentes de energía tienen su balance costo-beneficio, pero también dependen de los incentivos». Citando un informe del BID de 2009, indicó que Latinoamérica tiene la mayor posibilidad de explotar energías renovables, pero capta menos de 3% de la inversión con ese fin, algo que atribuye a la falta de «reglas del juego», normas que permitan interconexiones e incentivos.
En Panamá, según la arquitecta y directora de CIAM, Raisa Banfield, se estimula una mayor generación y consumo de energía.
«Falta planificación y políticas de ahorro que trasciendan el cambio de focos».
En 2009, según datos de la Autoridad de los Servicios Públicos (Asep), Panamá tenía una capacidad instalada de mil 789 MW. El 50.82%(909.23 MW) se concentra en plantas térmicas y el 49.18%, en hidroeléctricas.
Ahora se están levantando 19 proyectos hidroeléctricos, sobre todo en Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas, y otras 52 solicitudes están en trámite.
Banfield enfatizó que la provincia de Panamá consume el 59% de la energía, Bocas del Toro 1%, Veraguas 6% y Chiriquí 13%.
«Son las provincias más afectadas por hidroeléctricas, pero el beneficio no llega a sus habitantes que, además, son desplazados y los ríos se están convirtiendo en un pedregal, sin agua».
«Cuando veamos pantallas y vallas iluminadas en la ciudad, pensemos en la comunidad de Fonseca y otras que serán desplazadas. No podemos hablar de adaptación al cambio climático e introducir plantas de carbón, desplazar gente y perder bosques y ríos. ¿Cómo vamos a reparar los daños de la ampliación energética?»
Hidroeléctricas en la mira de ANAM
HAY 15 NUEVAS CONCESIONES A PUNTO DE SER OTORGADAS
Hidroeléctricas en la mira de ANAM
En cada proyecto se quedan con el 90% del río. Director de la autoridad del ambiente lo considera injusto
RAÚL LÓPEZ
periodistas@laestrella.com.pa
CHIRIQUÍ. Las concesiones otorgadas a proyectos hidroeléctricos en Chiriquí van en aumento. Cada día son más las empresas que logran alcanzar el visto bueno de las autoridades para empezar a ejecutarse.
Actualmente se construyen doce nuevas hidroeléctricas en esta provincia, y 15 ya tienen un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) aprobado, lo que otorga luz verde para empezar nuevas construcciones.
El aumento en las concesiones preocupa a los ambientalistas, quienes auguran un panorama dramático. Según ellos el caudal de importantes cuencas en la región ha empezado a disminuir considerablemente.
Edilio Bonilla, de la Asociación Ambientalista de Chiriquí considera que más que una amenaza es un atentado contra las futuras generaciones. Al mismo tiempo vislumbra un futuro poco promisorio en materia ambiental para la provincia.
El ambientalista comenta que le inquieta que las normas ambientales establezcan que las hidroeléctricas dejen un caudal ecológico del 10% para los demás usos. A su juicio esta normativa va a afectar a corto plazo otras actividades como la ganadería, la agricultura y el turismo.
«Lo único que nos quedaba eran los ríos y ahora resulta han sido vendidos o entregados». Y es que una concesión de 50 años prorrogables, equivale a un permiso permanente», indica Bonilla. En los afluentes nos encontramos con letreros que ditcen «No pasen o no entren», agregó.
Para él las cuencas más afectadas con las concesiones hidroeléctricas son el río Chico, y el Chiriquí, donde asegura que se pretende desarrollar cerca de 12 proyectos.
El ambientalista también critica la poca proyección social de las empresas que construyen estas hidroeléctricas en las comunidades cercanas. Cataloga las mismas como cortinas de humo y migajas.
Sostiene además que han descubierto algunas irregularidades, como el hecho que un mismo EIA, sea utilizado para varios proyectos.
David Samudio, de la Fundación para el Desarrollo Integral Comunitario y Conservación de Ecosistemas de Panamá (Fundicep), señaló que su oposición a los proyectos hidroeléctricos radica en que ya que no existe ningún estudio de las cuencas que están siendo impactadas.
Los grupos ambientales de esta provincia están solicitando al gobierno una moratoria para las concesiones hidroeléctricas hasta tanto no se haga un estudio integral de cada cuenca para determinar la capacidad de uso y no seccionado como se viene haciendo dijo Samudio.
Raisa Banfield, directora ejecutiva del Centro de Incidencia Ambiental de Panamá (CIAM) dice que en materia de hidroeléctricas el panorama no pinta muy bien, particularmente en la provincia de Chiriquí, donde está el mayor caudal hídrico del país. La directora de CIAM señaló que entre los proyectos aprobados y en construcción, en esta región se estarían generando mil 82 Megawatts.
HABLA ANAM
Javier Arias, administrador general de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) dijo a La Estrella que en el tema de las concesiones hidroeléctricas le preocupa el uso del caudal ecológico. Él considera que otorgar la concesión del 90% de los ríos es perjudicial.
El jefe de ANAM aseguró que esto se hizo de manera arbitraria, al mismo tiempo que lo catalogó como muy alto. «Quiero encontrar un mecanismo que tal vez sea más guiado a encontrar un porcentaje específico para una cuenca», señaló Arias.
A diferencia de lo que señalan los ambientalistas, Arias dice que el gobierno le está haciendo frente al problema energético existente. «Nos toca a nosotros bajar el consumo eléctrico y ser más ahorrativo», mencionó.
Arias señaló que es momento de promover otro tipo de energía como la solar y eólica como alternativa para evitar el usar los recursos hidrológicos para generar energía.
Harmodio Cerrud, administrador regional de la ANAM, indicó que en la mayoría de los casos se les está dando seguimiento a proyectos que habían iniciado en la administración anterior. Reconoce la preocupación de muchos grupos ambientalistas y resaltó que ya se ha contratado una consultoría para determinar el balance hídrico del río Chiriquí.
Cerrud afirmó que la entidad será enérgica en hacer que las empresas que construyen las hidroeléctricas cumplan con las medidas de mitigación que están plasmadas en los EIA.